A menudo nos desborda el ritmo acelerado del día a día y las situaciones difíciles que nos toca vivir, ante las que muchas personas se debilitan por el miedo a la incertidumbre. Para aquellos que aún están aferrados al viejo paradigma de la seguridad, el no saber que va ocurrir en el futuro, se convierte en un gran obstáculo para su bienestar.
Las obligaciones, las exigencias de los demás, la baja autoestima y en consecuencia nuestras cesiones, a fin de ser aceptados en nuestro entorno familiar, personal, profesional o social, nos desequilibran en un mar borrascoso de experiencias.
Otras veces nos abandonamos a la rutina, a ese vaivén cotidiano, que rehacemos cada día para no tener que cambiar, aunque las circunstancias no sean las mejores. Tal vez porque cuando tratamos de salir de esa zona conocida en la que solemos instalarnos, afloran nuestros miedos más profundos y arraigados en nuestro subconsciente.
Así que, en algún momento, todos necesitamos de un modo u otro, una palanca que nos empuje a salir de la situación que nos atrapa en la infelicidad o en la apatía, un empuje que a veces es la misma desesperanza.
Pero solo cuando somos conscientes de ese malestar o sufrimiento en que nos encontramos, y tomamos la decisión de ir a conquistar la vida que en verdad deseamos, solo entonces, podemos empezar a trascender nuestros temores y nuestros límites.
Porque es a partir de esa firme decisión cuando debemos definir con claridad los nuevos objetivos que queremos alcanzar, para que nuestra vida sea buena, sea mejor, con mayor bienestar, armonía y plenitud.
El siguiente paso es la acción, porque nada cambia si no entras en acción.
Pero has de pertrecharte con el escudo de la fortaleza para superar los momentos más complicados, que sin duda volverán. Únicamente tu fuerza interior te proporcionará el coraje, la resistencia y la capacidad para enfrentarte a cualquier reto, transformando los obstáculos y las dificultades en oportunidades para crecer y lograr tus sueños. Porque la fuerza interior es la mayor reserva de energía de acción que tenemos.
Los 7 pasos para conquistar tu fuerza interior
1.- Trata de conocerte como harías con alguien que ves por primera vez. Realiza ese maravilloso viaje de autoconocimiento hacia tu interior, para descubrir quién eres, para llegar hasta tu verdadero ser, que es donde está la fuente de toda fortaleza y verdad. Descubre tus capacidades y talentos, pero también tus carencias, pues los aspectos más sólidos podrán contrarrestar a los más vulnerables, esas creencias y patrones limitantes con los que has crecido, que necesitan ser trascendidos.
2.- Busca la fortaleza dentro de ti. Porque es una semilla de poder y vida, que solo tú verdadero ser te puede proporcionar. Jamás ningún sustituto externo como el trabajo, la pareja, el sexo, los amigos, las drogas o el alcohol te la podrán dar.
3.- Escucha tu voz interior. Ahora que has empezado a conocerte, no dejes de mantener serenos diálogos contigo mismo, que te ayudarán a enriquecer la fuente de tu poder.
4.- Confía en ti, cree en tu capacidad para superar el desafío que se te plantea. Ten la seguridad de que has nacido con todos los recursos necesarios para hacer frente a las batallas de tu vida. Todo lo que necesitas está en tu interior.
5.- Se perseverante. Cualquier idea o proyecto necesita tiempo para que las acciones llevadas a cabo vayan tomando forma. Todo nace pequeño en su proporción, pues debe desarrollarse paso a paso.
“Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan”, decía Henry Ford. Tenlo en cuenta, y nunca abandones por duro que te parezca el camino. Sigue firme hacia tu meta.
6.- Se paciente. La paciencia que requieren las circunstancias va unida a la perseverancia, la una necesita de la otra, para que puedas continuar. No lo olvides.
7- Trabaja por fortalecer tu temple, porque la fuerza interior no es un don gratuito. Pero una vez conquistada, te acompañara siempre.
Quienes se apoyan en su poder interior permanecen abiertos con la misma tranquilidad, tanto a los halagos, como a las críticas, pues su relación con ellos mismos no depende de la valoración que les hagan los demás, creen en sí mismos, en su manera de pensar y de actuar.
La confianza en nuestras fuerzas es el puente hacia las mejores cosas de la vida: la armonía, la capacidad de tomar decisiones con serenidad, la disposición a seguir aprendiendo, la flexibilidad, la creatividad, el espíritu de la concordia, la felicidad y la conquista de nuestros sueños.
Un abrazo
Sara